No juguemos al populismo

DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- Hay que reconocer la efectividad del Gobierno en la adquisición y aplicación de vacunas contra el Covid-19.

Hay más de siete millones de dominicanos con la primera y la segunda dosis contra la pandemia, pero hay que continuar con la prudencia y la concienciación para controlar totalmente esta enfermedad que alarma a todo el mundo desde hace más de un año.

El presidente Luis Abinader y su Gobierno pueden mostrar satisfacción por lo logrado en cuanto a la vacunación, pero no así en cuanto al combate definitivo de la pandemia.

Se debe continuar con las restricciones y la persistencia en cuanto a la prevención, por lo que el Gobierno es el principal responsable de preservar la seguridad sanitaria en medio de la incertidumbre que aún prevalece en el mundo por causa del coronavirus.

Y no hay que esconder que preocupa que el Poder Ejecutivo persista en la flexibilización de las previsiones contra el Covid-19, ya que a partir del miércoles se comienza a aplicar el toque de queda a partir de las diez de la noche y con dos horas de libre tránsito, cuando existe el peligro de varias variantes del virus.

El plan de las autoridades es eliminar esta restricción en aquellas provincias donde se logre el 70 por ciento de los vacunados.

Sin embargo, todavía las autoridades no tienen la certeza ni la seguridad sobre la circulación efectiva de alguna variante, aunque autoridades del Ministerio de Pública evalúan al menos 80 pruebas para tener esta seguridad y así coordinar una correcta planificación contra la enfermedad.

Llama la atención que el país apuesta a flexibilizaciones en las restricciones contra el Covid-19 cuando desde Puerto Rico se recibe la información de la circulación de al menos nueve variantes del virus.

Se teme que en el país se quiera jugar al populismo al presionarse al Gobierno a abandonar la política sanitaria tan efectiva por simple hecho de algunos sectores que aspiran a la liberalización en áreas que han resultado afectadas desde el inicio de la enfermedad, sin importar el peligro que podría acarrearse con un cuidado inoportuno en la prevención y el combate de la pandemia.

No se puede perder de vista que la salud de la ciudadanía es más prioritario que la reactivación de la economía, y así lo habría motivo a futuras lamentaciones.

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