Delincuencia, es de alta preocupación

DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- No deben verse como números fríos los datos revelados por un estudio auspiciado por la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios, la Fundación Institucional y Justicia y la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional.

La investigación describe un ambiente desolador: El 75 de los empresarios encuestados para el estudio ha confesado que no confía en la Policía Nacional. Analizado este elemento, significa que necesariamente habrá que evaluar seriamente la forma como se podría canalizar una reforma de esa institución para recuperar su credibilidad y su efectividad ante la delincuencia y otros delitos.

Pero hay otro dato de esa investigación: El 79 por ciento de los representantes del sector privado consultado ha precisado que la delincuencia es una amenaza para el clima de negocios. Es muy grave esta afirmación del empresariado, en vista de que el país apuesta a la captación de nuevas inversiones y a la explotación del sector turístico, los que podrían verse afectados si los delincuentes puedan obrar a sus anchas sin una persecución efectiva.

Una conclusión del estudio “Reflejo de la Inseguridad Ciudadana en el Clima de Negocios” es que el 94 por ciento de los entrevistados se identifica con una reforma profunda de la Policía Nacional.

Como parte de las conclusiones los empresarios han tenido que protegerse por sus propias vías. Por ejemplo, un 43 por ciento dice que explora rutas alternas en sus recorridos diarios, otros 43 por ciento ha decidido reducir el horario de operación de su empresa y un 21 por ciento ha aumentado la seguridad privada.

Vista la situación desde esta óptica, el ambiente de inseguridad y de desprotección es alarmante y grave.

No se pueden postergar más políticas de Estado que conduzcan a recuperar la tranquilidad del empresariado y de la población.

La profilaxis de la Policía Nacional debe provenir de resultados concretos. Es decir, evaluaciones integrales de sus miembros y seguimientos permanentes para excluir aquellos agentes que no cuentan con los perfiles morales y de idoneidad que demanda la situación.

El patrullaje de policía y militares debe desplegarse con estrategia de inteligencia, principalmente para rastrear a los delincuentes que mantienen en zozobra a los ciudadanos honestos y trabajadores de sus barrios, pero también la Justicia está obligada a jugar su rol, que no es otro que dictar sentencias que atemoricen aquellos que piensen o hayan pensado delinquir para vivir de manera “suave” y sin el rigor del esfuerzo.

El panorama que pintan los empresarios en el estudio solo viene a descifrar la fragilidad de nuestra seguridad ciudadana y a desnudar la falta de operatividad y de integridad en los planes puesto en marcha desde el Estado para combatir, frenar y perseguir la delincuencia, como uno de los males que pone en peligro la paz colectiva y el clima de negocios, vitales para alcanzar el desarrollo social y económico.

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