EDITORIAL (Santo Domingo).- No provoca ninguna sorpresa que Cristina Lizardo haya sido elegida como la primera mujer para ser presidenta del Senado, pero es una decisión significativa y trascendental por parte del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana.
Constituye un reconocimiento a su trayectoria como militante y dirigente del PLD y también por su labor legislativa como representante de la provincia Santo Domingo.
Durante ocho años como vicepresidenta del Senado, Cristina Lizardo ha acumulado la experiencia necesaria para desempeñar una excelente labor en pro de la aprobación de iniciativas que contribuyan al desarrollo del país.
Lizardo es y ha sido una mujer comprometida con la mejoría de la educación dominicana por haber dedicado largos años a esta actividad tan digna.
También ha estado del lado de proyectos que han incidido significativamente en el empuje del país en materia económica, social y política.
Ella, al igual que el senador Julio César Valentín, merece ser la presidenta del Senado.
Además, su elección para la presidencia del Senado constituye un reconocimiento a la trayectoria que vienen experimentando muchas mujeres en diferentes áreas del país. Queda evidenciado que ciertamente muchas mujeres han cosechado los méritos y las experiencias para ejercer con dignidad y decoro altos cargos en la administración pública.
Bien hizo el Comité Político del PLD es conferir total confianza en Cristina Lizardo para dirigir un estamento tan importante como el Senado, sin importar los méritos morales, profesionales y personales que le adornan.
Su escogencia es un nuevo escalón en su trayectoria política y personal, y no hay dudas de que saldrá airosa en esta buena tarea.
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