Artículo: Gobierno lanzó cáscaras de banano a Luis Abinader/Autor: Balbueno Medina
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Con la prohibición de la publicidad estatal hasta después del 15 de mayo, definidamente que el gobierno le ha echado una vaina al candidato presidencial opositor, Luis Abinader, con las empresas de la comunicación y los comunicadores independientes que sustentan sus espacios de radio y televisión con los anuncios oficiales.
A partir de ahora, veremos cómo se multiplicarán los análisis y comentarios adversos a la posición que ha mantenido el comando de campaña del PRM, contra la publicidad gubernamental en los medios de comunicación del país, por haber provocado esa reacción repentina de las autoridades a la denuncia del uso de los recursos del Estado.
Con la medida, no solo se afectan a los pequeños y medianos productores de programas de radio y televisión, sino también a las grandes empresas de medios de comunicación, agencias publicitarias, a los periódicos digitales y a las productoras independientes de material audiovisual, que en los últimos años han tenido un gran auge en la República Dominicana.
Desde principio de año, el comando de campaña de Luis Abinader ha mantenido una denuncia constante contra el gobierno, en el sentido de que desde el mes de enero ha venido aumentando el gasto público en el renglón publicidad, lo que según los estrategas del PRM perjudica al candidato opositor y beneficia al presidente Danilo Medina, en la actual campaña electoral.
Sin embargo, los asesores del candidato del PRM y la Convergencia, perdieron de vista que luego de la desaparición del Banco Intercontinental (Baninter), la mayoría de las empresas de comunicación y productores independientes, dependen fundamentalmente de la publicidad estatal, la cual se ha convertido en una realidad que se manifiesta en el sustento de la industria de la publicidad dominicana.
Para nadie es un secreto que el mercado de la publicidad privada ha ido disminuyendo considerablemente en nuestro país y que producto de esa situación las principales empresas de prestigio internacional que se dedicaban a la producción de materiales comerciales, ya no existen o se han marchado, por lo que afortunadamente ese vacío ha sido cubierto por el Estado dominicano que se ha convertido en el principal patrocinador de los medios de comunicación de la República Dominicana.
Anteriormente el mercado publicitario del país estaba cubierto en un 20 por ciento por los anuncios de las empresas productoras de alcohol, cigarrillos, una parte del comercio y la industria de producción y entretenimiento nacional, pero en los últimos 11 años, los medios de comunicación de todos los niveles y áreas de especialización han sentido con mucho peso la ausencia del patrocinio no gubernamental.
Lo poco que se mueve en términos de publicidad privada, apenas un 6 por ciento del mercado nacional, ha sido dirigido a los medios de comunicación adquiridos por los grupos empresariales, cuyas empresas corporativas privilegian sus colocaciones en esos espacios, por una serie de factores que terminan conviniendo a sus propietarios.
De esa manera, el panorama que se vislumbra a partir de la prohibición de la publicidad gubernamental, no es el más halagüeño para la mayoría de productores independientes y empresas de comunicación que dependen en más del 80 por ciento de los ingresos que les genera la publicidad estatal, lo que producirá la ira de ese sector contra el candidato del PRM.
Y lo más grave que le puede suceder a esa gran cantidad de medios y comunicadores, es que con la cancelación de sus contratos de publicidad, muchos deberán salir del aire, porque para nadie es un secreto que con las deudas acumuladas en las empresas de comunicación, cosa que es natural, y ahora con la carencia de un sustento por el espacio de dos meses, no les queda otro camino que el de desaparecer.
De todo eso responsabilizarán al candidato presidencial del PRM y a sus estrategas por atentar contra la existencia de una industria que como la Publicidad, es una realidad nacional que aporta cada día más al Producto Interno Bruto (PIB), del país.
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