SANTO DOMINGO. (AUTORA: Talyam Vásquez, abogada y politóloga).- Ahora que los jóvenes se encuentran de vacaciones y han agotado el tedioso proceso de las Pruebas Nacionales, resulta oportuno mostrarles el beneficio de la lectura.
Eso de que a ellos no les gusta leer es relativo y hasta me parece una excusa desafortunada de algunos padres y tutores para ahorrarse la tarea de compartir la búsqueda de un libro que pueda resultar apropiado y a gusto del joven lector en este caso.
Saga de magos, vampiros, policíacas, romance, misterio, tecnológicos y superación personal, en fin, hay un mundo en donde adentrarse, países para visitar, personajes nunca antes soñados y mucho más, yo particularmente siempre sueño con el cementerio de los libros olvidados, escenario en el que se desarrolla en parte mi novela favorita “La sombra del viento”, de Carlos Ruiz Zafon.
Se vale soñar, vivir y perderse por un instante en esas páginas, ya sea físico o digital, leer es una terapia que sólo conduce al aprendizaje a través de la relajación, lo que contribuye a reducir considerablemente los niveles de stress y ocio de nuestra juventud floreciente.
“Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que llora”. Proverbio Hindú.
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