Sanciones ante “acto vandálico” (Caso Aeropuerto Las Américas)

DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- Como un hecho grave hay que calificar el incidente en los cables eléctricos para apagar las luces en las pistas de aterrizaje del Aeropuerto Internacional Las Américas, obligando que al menos 15 vuelos que tuvieran que ser desviados a otras terminales la noche del domingo.

Se ha explicado que los organismos de inteligencia del Estado realizan las investigaciones permanentes, en virtud de que se tiene la premisa de que el cese de las operaciones del Aeropuerto Las Américas habría sido producto de un “acto vandálico”, de acuerdo a los primeros reportes de la vicepresidenta Raquel Peña y el Departamento Aeroportuario.

La situación no debe quedarse en simples indagatorias, el hecho constituye un atentado a la seguridad nacional, debido a que se puso en peligro la vida de los pasajeros cuyos aviones estaban programados a aterrizar en la hora prevista y su siguiente en esa terminal aérea.

Además, esta acción “vandálica”, como ha dicho la vicepresidenta Peña, pone en entredicho el prestigio ganado por el país en materia de seguridad aeroportuaria y también en cuanto a la salvaguardia de la vida de los turistas y los dominicanos que retornan desde el exterior.

El Departamento Aeropuerto ha indicado en un comunicado que se trabaja en la identificación de posibles “autores intelectuales y materiales” para conducirlos a la Justicia, lo que se espera que ocurra en las próximas con el objetivo final de que los tribunales actúen dentro de las circunstancias con las correspondientes pruebas acusatorias.

No solo los pasajeros que sufrieron de momentos de sobresalto y de angustia merecen una explicación contundente de parte de las autoridades, también la sociedad dominicana.

Un hecho de tal gravedad no puede quedarse en simples indagatorias con resultados que no llenen las expectativas.

También la situación obliga que los organismos de inteligencia que operen en el Aeropuerto Internacional Las Américas y en otras terminales procedan a una minuciosa revisión de sus protocolos de seguridad, ya que lo ocurrido en la sede que distingue al exlíder José Francisco Peña Gómez desnuda posibles fallos que obligaron a las autoridades a reforzar los mecanismos empleados hasta el momento.

Hay que prevenir ahora, y así luego podremos evitar lamentaciones.

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