Omar es el gallo de pelea de Leonel

DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.-. El experimentado estadista Joaquín Balaguer —siete veces presidente— se refería a Leonel Fernández como “El Pollito”. ¿Por qué? Era 1996. Fernández, del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), se enfrentaba con inteligencia y determinación al histórico líder del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Peña Gómez, cuya maquinaria electoral era imbatible. Peña gritaba: “Solo el PRD vence al PRD… si se divide”.

Balaguer, con 92 años, era presidente. Al no poder ser candidato, apoyó a Leonel, de 43. “Balaguer le decía a Leonel ‘El Pollito’. Cuando fuimos a su casa con Juan Ramón Gómez Díaz, de Telemicro, Balaguer nos dijo: ‘Hay que apoyar al pollito’”, relata el animador de radio y televisión Miguel Ortega.

En la vieja escuela política, los colores y los símbolos de animales servían para identificar a los partidos, a fin de atraer a los votantes. En Estados Unidos, el Partido Demócrata se representa con un burro y el Republicano con un elefante.

Balaguer fundó el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), conocido como “el partido colorado”. Su símbolo es un gallo, siguiendo la tradición de los amantes de las peleas de gallos, un animal siempre listo para la pelea. Su base electoral estaba conformada por campesinos, grandes aficionados a los gallos.

El PRSC promocionaba a Leonel diciendo: “Ese es un pollito de la traba de Balaguer”. La traba es el lugar donde los grandes criadores cuidan y entrenan a los gallos de pelea; por eso se dice “la traba de don fulano” o “de mengano”.

“Peña Gómez se jodió; al pollito de Balaguer nadie le gana, ese pollo pica y corta porque tiene las espuelas bien afiladas”, decían las consignas. Al mismo tiempo, circulaban epítetos racistas contra Peña por su color y origen haitiano. Advertían que sólo podría ser presidente de Haití y no de la República Dominicana. El PRSC estaba convencido de que, si Peña ganaba, buscaría fusionar la isla en una sola república conformada por haitianos y dominicanos.

“El Pollito” ganó las elecciones, respaldado por los viejos caudillos Juan Bosch y Balaguer. Bosch pregonaba que Leonel era un diamante en bruto que, una vez pulido, sería el dirigente más grande de toda la región del Caribe.

“El Pollito” ha sido presidente tres veces. Hubo intentos de debilitarlo. Recibió muchos espuelazos dentro del PLD, fundado por Bosch, su protector. Hoy, Fernández resurge como el ave fénix desde las cenizas. Busca su cuarta presidencia. Se ha fortalecido; tiene su propia traba de gallos, incluyendo a su amado hijo Omar. Le echa maíz, le compró espuelas nuevas, lo cuida y lo entrena en el arte de la sabiduría y prudencia para cuando tenga que ir a la gallera política.

Leonel fue el pollito de Balaguer; Omar es el pollito de Leonel. La pregunta queda en el aire: ¿logrará “El Pollito” Leonel imponerse nuevamente en las elecciones de 2028? ¿Se oirá el canto del “Pollito” en el Palacio Nacional?

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