Más atención en la frontera, hay que evitar “lágrimas de sangre”

DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- Una turba de haitianos secuestró por varias horas a médicos que recorrrían la Carretera Internacional, por el lado de Restauración, lo que ha provocado la consternación colectiva.

El hecho también obliga que las autoridades dominicanas vuelquen la mirada hacia la frontera de una manera más responsable, porque no es posible que haitianos siembren el terror en violación de una sana convivencia.

Hay que decirlo con total temor, la frontera se ha convertido en tierra de nadie, donde los indocumentados han establecido las reglas de juego, incluyendo ponen en peligro hasta la vida de los dominicanos.

El secuestro de Pedro Ureña y otros médicos no puede permitirse en ninguna circunstancia, ya que las autoridades deben formular un reclamo diplomático ante el Gobierno de Haitì, además de que deben establecerse sanciones legales contra los imputados en el incidente delictivo como mecanismo de presión para exigir la devolución de dos motocicletas que fueron retenidas porque sus conductores carecían de las documentaciones reglamentarias.

Es común y hasta normal escuchar al MInisterio de Defensa insistir sobre el total resguardo en la seguridad y vigilancia en toda la zona fronteriza, muchas veces con el envío de reforzamiento de efectivos, pero los más recientes incidentes violentos han puesto al desnudo la desprotección que viven quienes aun se atreven a permanecer en la parte limítrofe, regularmente obligados a acatar reglas de juego impuestas por mafias que operan en el comercio ilícito conocido en esos lugares.

Lo que ocurre en la frontera debe motivar al Gobierno, principalmente al presidente Danilo Medina, a mirar la frontera con mayor preocupación, ya que se necesitan aplicar medidas drásticas y urgentes que salvaguarden la seguridad y la soberanía, ya que no puede permitirse que ilegales haitianos se apoderen de parte del territorio fronterizo, bajo el amparo de malos dominicanos que solo persiguen beneficios particulares en perjuicio de la supervivencia de la nación.

Un conflicto diplomático y nacionalista se avecina de continuar la inseguridad que predomina en la frontera, lo que debe evitar ahora con acciones, incluyendo la posibilidad de la construcción de un muro, para lo cual el Gobierno podría justificar un préstamo o la emisión de bonos soberanos que bien serían bien respaldados por la sociedad dominicana.

Ninguna medida puede descartarse, ahora que estamos a tiempo, ya que a largo plazo el pueblo dominicano podría “llorar lágrimas de sangre”.

 

Los comentarios están cerrados.