Gobierno y oportunistas

DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.- A propósito de las grandes posibilidades que tenía el gran líder popular perredeísta, José Francisco Peña Gómez, de ganar la presidencia de la República, en las elecciones del año 1994, lo que solo pudo ser impedido mediante un dislocamiento masivo de los electores a favor del caudillo reformista, Joaquín Balaguer, mientras regresábamos de una actividad de campaña, don Héctor Aristy, El Ministro de Abril, me contó que el general Juan Domingo Perón, para quien trabajo en su campaña de retorno al poder, le dijo: “Aristy ya tenemos ganadas las elecciones”.

A seguidas él le preguntó porqué estaba tan seguro. La respuesta fue corta y precisa. El histórico líder argentino le mostró a varios de los comensales y le dijo: “esos van al final de la campaña donde el que va a ganar, tienen el más fino olfato político, son los oportunistas”.

Los oportunistas aprovechan el alto costo de las campañas electorales, que hace vulnerables a los partidos políticos y sus candidatos, en lo relativo al financiamiento privado, para hacer sus aportes al final de la campaña y, de esa manera, ocupar los cargos públicos que deben corresponderles a los miembros del partido, que son los que hacen los mayores sacrificios para llevar al candidato al poder.

Muy parecido a la política es lo que acontece en el reino animal, en el que existen notables oportunistas como, por ejemplo, los cuervos, que son necrófagos que se alimentan de la carroña, es decir, de cadáveres o restos de estos, sin haber participado en la dura jornada en que fueron casados.

¿Qué se entiende por oportunismo? Para el reconocido politólogo italiano, Gianfranco Pasquino, “se entiende por oportunismo la búsqueda de beneficios personales en el desarrollo de cualquier actividad política sin ninguna consideración por los principios ideales y morales”.

El referido autor aclara que el oportunismo debe distinguirse de la corrupción en dos aspectos. La corrupción es típica del funcionario público, estatal, mientras que el oportunismo afecta a cualquiera que desarrolle una actividad política sobre todo en el interior de organizaciones políticas no estatales, como por ejemplo los partidos políticos y las asociaciones sindicales.

Por otro lado, con la corrupción se favorecen los intereses particulares de un grupo más que los intereses personales; con el oportunismo, por el contrario, lo que termina por guiar la actividad política es la adquisición de ventajas exclusivamente personales.

Otros oportunistas que se destacan en los gobiernos son los amigos personales de los funcionarios, los cuales son favorecidos, en muchos casos, con cargos relevantes, mientras muchos de los dirigentes y militantes ni siquiera son recibidos por los funcionarios.

No existe ningún espacio de la administración, ni de los órganos descentralizados del Estado, incluidos los extrapoderes, que no sean asaltados por los oportunistas. Los hechos han demostrado que de los oportunistas no se salvan ni siquiera las Fuerzas Armadas ni la Policía Nacional.

Cuando el partido oficial tiene una alta incidencia en las decisiones del gobierno, los oportunistas tienen dificultad asaltar los cargos públicos. Por lo tanto, solo fortaleciendo al partido se logrará vencer el oportunismo.

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