El último chance de la oposición política

NUEVA YORK, Estados Unidos. (AUTOR: Luis Aníbal Medrano, periodista).- Los partidos políticos dominicanos que están enclaustrados en la oposición como fruto de los “triunfos” consecutivos del Partido de la Liberación Dominicana, tal parece que quieren seguir en la misma situación y dejar que los morados amarillos continúen su carrera desenfrenada de expropiación de la nación en todos los sentidos.
 
Luis Anibal Medrano, periodista.
Luis Anibal Medrano, periodista.

Esta reflexión surge ante el temor que genera la actitud permisiva de estos partidos que no se deciden a enfrentar las ambiciones peledeistas, sino, a crear condiciones desfavorables para alejare cada vez más de la llegada al poder y desplazar el continuismo partidista de una entidad que lo tiene todo y quiere más.

 
La oposición política dominicana debe pensar seriamente en buscar una unidad colectiva que conforme un frente tan sólido que no permita la más mínima posibilidad de un fraude electoral con todos sus componentes y sus variedades implementadas en los últimos procesos electorales dominicanos, donde en forma descarada y estrujada en la cara de cada uno de la mayoría de los dominicanos, los peledeistas se han jugado al “capú y no te abaje”
 
Para lograr deshabilitar los armamentos fraudulentos que se han utilizados, la oposición debe trabajar en concienciar a su militancia y simpatizantes en la necesidad de un cambio de rumbo gubernamental para darle punto final a un partido que vive burlándose de la inteligencia de los dominicanos y dominicanas con sus particular forma de gobernar, por cierto no muy decente, en el sentido amplio de la palabra.
 
Para eso se debe trabajar en reducir el 28.4 por ciento de abstención electoral a nivel nacional y el 55.12 por ciento en el exterior, convencer a los votantes que la República Dominicana es de todos y no existe título de propiedad a nombre del Comité Político del PLD que como arte de magia han acumulado tanta riqueza y poder, que molesta a las familias empresariales que tardaron varias décadas para acumular sus riquezas.
 
De algo se puede estar seguro, para lograr triunfar en las elecciones de 2016 contra un PLD acaudalado y mañoso, es necesario que los líderes de la oposición se desprendan del traje de mesianismo, de cada uno autoanalizarse y ver qué es lo que más conviene a los habitantes del país y a sus hijos en el extranjeros.
Se puede lograr, al menos que no tengan alianzas ocultas que los obligue a trabajar independientes para debilitar las posibilidades del desplazamiento del totalitarismo moderno implementado por el partido gobernante.
 
En estos tiempos se necesita una candidatura fresca, moderna, capacitada, acoplada a los nuevos tiempos, conectada con todos los sectores de la vida nacional, que sea capaz de aglutinar los ciudadanos decepcionados y comprometerlo a triunfar, con gerencia probada,  que gobierne para todos los dominicanos, conciliador, sereno, y con visión de futuro.
 
Por eso, nos atrevemos a escribir con claridad meridiana que las fuerzas políticas opositora aglutinada en base a un Proyecto de Nación serio y un candidato con todas esas cualidades, puede dar como resultado una victoria aplastante del pueblo dominicano y hasta sobre pasar el 46.95 que logro la candidatura del otrora Partido Revolucionario Dominicano.
 
Ese porcentaje que produjo la expresión del pueblo, el deseo de cambio, el coraje de ver como se dilapidaba los recursos del Estado a favor del candidato oficial, que dio como resultado una votación que no fue a favor de, sino en contra de, puede ser superado con creces.
 
A nuestro juicio, y ojalá sea así, Luis Rafael Abinader Corona, con el Partido Revolucionario Moderno,  La Convergencia por un mejor país, la sumatoria de los partido emergentes y la sabia orientación del liderazgo perremeista, encarna la necesidad de un cambio en el timón de la nave de Estado, extrapolar su experiencia triunfal privada al plano público.
 
Luis Abinader, que en toda la geografía nacional y en tierras extranjeras donde residen dominicanos es visto como la tabla de salvación para recuperar el país de manos oprobiosas que quieren perpetuar una organización que se ha convertido en un viejo camino pedregoso y lleno de baches que no dejan transitar de forma correcta y segura al tren nacional, puede ser el candidato ideal.
 
La unidad nacional en contra del PLD es fundamental, para que no sea de forma funesta y con crueldad del destino, el último chance de la oposición dominicana para salvar el país.

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