El Senado ante el reto de rechazar o ratificar a Rosario, ante metamensaje de Estados Unidos

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Existe una pregunta obligada, ¿por qué Estados Unidos cancela la visa a Roberto Rosario, cuando el Senado está inmerso en la depuración de los nuevos integrantes?

Ciertamente que esta revocación del visado personal  y diplomático al presidente de la Junta Central Electoral envía un claro metamensaje al Senado de que Estados Unidos no simpatiza con la permanencia de Rosario al frente del organismo.

Lo curioso del caso es que las autoridades estadounidenses siempre muestran reservas a confirmar u ofrecer otro detalles de una disposición de esta naturaleza, pero en el caso de Rosario optó por emitir un comunicado oficial en medio del revuelo creado en la sociedad dominicana.

Roberto Rosario y James Brewster, embajador de Estados Unidos.
Roberto Rosario y James Brewster, embajador de Estados Unidos.

Se asume el interés del Gobierno de Estados Unidos de que Rosario no continúe en la JCE pro el hecho de que la cancelación del visado se materializa cuando hay senadores que se han pronunciado a favor de que el actual presidente del organismo electoral sea ratificado por otros cuatro años más, obviando los cuestionamientos que hubo sobre los resultados de las elecciones del 15 de mayo pasado.

Los senadores, por igual, tratan de minimizar las críticas vertidas por partidos de oposición y de la sociedad civil a la gestión de Rosario, quien se ha caracterizado por trazar las directrices de la Junta, al margen de las opiniones de los demás integrantes, principalmente de aquellos que cuestionan su línea de mando, en este caso Eddy Olivares y José Ángel Aquino.

La revocación del visado por parte de Estados Unidos replantea un nuevo escenario para el Senado durante el proceso de depuración de los candidatos interesados en integrar la Junta Central Electoral, ya que constituiría un desafío para las autoridades estadounidenses que Rosario sea ratificado, lo que también provocaría situaciones adversas de cara al organigrama de los comicios de 2020.

En sectores de poder se asimila como prudente que el Senado baraje nuevas figuras para la conformación de la Junta, como una forma de legitimar los resultados de los venideros comicios, ya que Rosario no representa una pieza de confiabilidad para los partidos de oposición ni segmentos de la sociedad que no observan como una persona que provocaría conflictos que pudieran contravenir la idoneidad del panorama electoral.

Por igual, no se asimilaría prudente que el Partido de la Liberación Dominicana pretenda imponer su mayoría en el Senado para designar personas en la Junta que no provengan de un amplio consenso que involucre a diferentes sectores.

De ahí que exista un movimiento de esferas de la sociedad que estimulan y exigen que la Junta Central Electoral, el Tribunal Superior Electoral y las Altas Cortes (Tribunal Constitucional y la Suprema Corte de Justicia) sean conformados por miembros dotados de transparencia, idoneidad, imparcialidad y sin ningún compromiso partidario, principalmente.

La cancelación de la visa a Rosario plantea la encrucijada al Senado sobre continuar el proceso sin la opción del actual presidente de la Junta u osar a la valentía de ratificarlo, pese al claro mensaje de Estados Unidos de no embestirlo de su gracia ni simpatías para otro periodo.

Se atribuyen muchas conjeturas para la medida del Departamento de Estado para afectar la imagen de Rosario. Una de ellas se cita como el enfrentamiento que mantuvo con el embajador de Estados Unidos, James Brewster, por su negativa a conceder la nacionalidad dominicana a miles de personas nacidas en República Dominicana de padres haitianos.

El Senado mantiene abierta la recepción de las documentaciones de candidatos para integrar la Junta Central Electoral, cuando la disposición de Estados Unidos nubla el camino a Roberto Rosario, quien goza de un amplio rechazo en la sociedad, principalmente por la “arrogancia” que ha exhibido antes, durante y después del proceso electoral de mayo, además de que los resultados de esos comicios no fueron los más viables para el fortalecimiento institucional y democrático del país.

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