“No, Trujillo no hace falta”/Autor: Julio Vargas

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- A propósito de cumplirse este 30 de mayo 55 años del asesinato del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, llama poderosamente la atención el hecho de que en la actualidad hay una cultura de fascinación por la figura del Tirano. Mayormente laureada por los jóvenes, que ya sea en son de broma o seriedad, hacen alusión constantemente a que se necesita a un Trujillo para encausar el camino del país y corregir algunas actitudes y costumbres sociales que ciertamente en los tiempos del Sátrapa no eran bien vistas y fuertemente castigadas por el régimen.

Julio Vargas, periodista y articulista.
Julio Vargas, periodista y articulista.

Incluso en redes sociales se ven paginas dedicadas a la figura de extinto personaje de la historia dominicana, y en muchas ocasiones participantes de la palestra pública se han referido y hacen referencia a Trujillo como un salvador o redentor de las buenas costumbres, valores y principios de una sociedad ejemplar.

Esto es seriamente preocupante si tomamos en cuenta que el país dentro de poco estará en manos de una generación que no lee, que no conoce su historia por deficiencia en el sistema educativo y con un paupérrimo interés en la historiografía nacional. Esto sumado a la fácilmente influenciable mente de los adolescentes de estos tiempos que crecen sedientos de fama y notoriedad llegando a los límites de la vergüenza y el pudor solo para darse a conocer y ser “admirados” es una bomba de tiempo de olvido y aceptación.

No, bajo ninguna circunstancia debemos aceptar que sea bien visto el régimen Trujillista ni ninguna otra dictadura. No podemos albergar la idea de que puedan instaurarse posibles futuras dictaduras porque hace falta un Trujillo en este país. Deben ser rechazados los gobiernos impuestos por el interés de uno o las oligarquías que se imponen a fuerza de dinero y prebendas. No se puede permitir que se compre la consciencia de aquellos que no conocen las atrocidades que pueden cometer los corrompidos por el poder.

No hace falta Trujillo para reconocer los errores de los gobernantes, las debilidades de un gobierno y a los corruptos de este; no hace falta Trujillo para rescatar los valores y buenas costumbres que todos conocemos y que nos inculcaron a todos. Lo que sí hace falta es disposición, empoderamiento e interés por parte de todos para hacer lo que se debe hacer cuando se tiene que hacer.

La invitación está abierta para recorrer de nuevo las páginas de la historia, sin tener que repetirla, y recordar los dolorosos hechos y actos cometidos por el “Jefe”, los crímenes y las desapariciones que todavía hoy despiertan indignación, vergüenza y rabia en los sobrevivientes de una nefasta era de la República Dominicana que representó un negro periodo para el país.

Es triste ver que la profunda huella que dejó la dictadura trujillista parece estarse diluyendo en el tiempo ayudada por la “Sociedad del Empaque” que se fija en la presentación y no en el contenido.

 

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