Existe un irrespeto desde Haití/Franklin Puello

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Se ha convertido en una norma de mal gusto la actitud asumida por autoridades de Haití de impedir que mercancías comercializadas en la zona fronteriza ingresen de manera irregular, siempre con alegatos sin fundamentos.

Desde hace dos semanas el intercambio de los lunes y de los viernes ha sido obstaculizado por policías e inspectores de aduanas que decomisan productos comprados del lado dominicano y cometen el atrevimiento de lanzarlos al río y hasta los destruyen. Una actitud de salvajismo e inexplicable.

Franklin Puello, director y fundador de paginaextra.com (editorial)
Franklin Puello, director y fundador de paginaextra.com (editorial)

No es posible que este drama de la prohibición se vive cada vez que a los haitianos les venga en ganas.

Si bien ellos tienen todo el derecho de decidir el mecanismo de entrada de mercancías por su frontera, también los dominicanos lo tenemos de tomar una urgente decisión el flujo de negocios desde la parte nuestra. Es decir, se necesiten reglas claras para los dos países.

Haití está sumido en una total pobreza y lo que más necesita es de la ayuda de cualquier parte del mundo. República Dominicana ha sido solidaria con el pueblo haitianos, pero hay sectores que abusen de esta cooperación ofrecida, principalmente por el Gobierno del presidente Danilo Medina.

Creemos  que las autoridades dominicanas necesitan reclamarle al Gobierno de Haití un clima de respeto y de convivencia, sin atropellos ni abusos.

Para nadie es un secreto que el comercio es el estilo de vida en toda la franja fronteriza y, por lo tanto, este intercambio debe ser garantizado tanto por las autoridades dominicanas como por las haitianas.

La veda a productos de manera indiscriminada por las autoridades del vecino país crea un clima de incertidumbre y de impotencia, que necesariamente debe ser despejado.

República Dominicana ha tenido una agenda clara frente a Haití sobre el comercio, el tema de la migración, del contrabando y tráfico por la frontera, y principalmente una sana convivencia para todos los pueblos.

Hace falta que se establezcan reglas claras y urgentes que sean respetadas.

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