Cuidado al bajar del tigre/Víctor Bautista

DISTRITO NACIONAL, República Dominicana.-  En países tercermundistas con debilidades institucionales, pobreza y famélico sistema político la reelección indefinida no siempre es impulsada a capa y espada con el objetivo de completar una determinada obra de gobierno favorable a los gobernados, aunque no se descarta.

Otros factores pueden motivar el fenómeno y van desde ansia insaciable de poder, las estimulaciones de conmilitones que hacen negocios bajo la sombrilla del Estado, hasta el miedo a descender al mundo de los ciudadanos comunes y corrientes con huellas suficientes de corrupción para caer tras las rejas.

Víctor Bautista, periodista.
Víctor Bautista, periodista.

Este último elemento representa cada vez un mayor riesgo para quienes detentan el poder en la medida en que la sociedad civil se organiza alrededor de intereses colectivos, como la lucha contra la impunidad a través de la movilización, la presión ciudadana y la denuncia fundamentada.

Asumir la dirección del Estado para asaltar el erario y acumular caudales, ya sea directamente o a través de testaferros, y en cantidad suficiente para comprar voluntades que solapen el atraco, no es garantía de un retiro tranquilo, sobre todo porque la distancia que va del poder a la cárcel se ha reducido considerablemente en estos tiempos.

Huelga señalar los ejemplos, pues están ahí a borbotones por todos lados. Gente política y materialmente poderosa que nunca soñó con estar en la cárcel o con la reputación sepultada bajo un alud fecal, la pasa muy mal con escasas posibilidades de recuperación. Aunque sean absueltos, permanecerán condenados por el tribunal de la sociedad que es el más implacable.

En el fin de semana tuve un corto diálogo con un vecino curtido en las lides políticas y en la militancia en partidos satélites, quien me elaboró un símil inteligente que deseo compartir con mis lectores: “Gobernar es ir montado sobre un tigre que se desplaza feroz, poderoso, imbatible. Al bajar de esa fiera  hay que hacerlo con extremo cuidado; puede comerse a quien lo montó”.

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