“Caiga quien caiga” y no “hay vacas sagradas”/Autor: Franklin Puello

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Son dos términos sonoros que en el ambiente de críticas y de cuestionamiento contra el Gobierno adquieren un matiz diferente.

Es decir, pueden denotar una firme voluntad de las autoridades en motorizar cambios y acciones firmes contra cuestiones fueran del marco de lo legal y lo justificable.

El presidente Danilo Medina aprovechó el escenario de la Asamblea Nacional en un intento de desarticular todo un movimiento social encaminado a presionar por sanciones drásticas contra la corrupción y la impunidad.

plumaEstos calificativos fueron empleados al abordar los temas de los sobornos pagados por la constructora Odebrecht y la corrupción denunciada desde diferentes esferas.

Con razón y sin razón, ciertamente que la ciudadanía demanda por años por una voluntad firme desde el Estado contra los actos punitivos e inmorales, que solo han servido para el enriquecimiento ilícito de detentadores del poder de turno.

La Justicia, también por años, ha estado en el centro del escrutinio público. El Poder Judicial ha emanado sentencias que han contribuido a fomentar las dudas en torno a su total independencia y transparencia.

Los casos de sobornos de Odebrecht, de la venta de terrenos del sector de Los Tres Brazos, en el municipio Santo Domingo Este, y de propiedades del Consejo Estatal del Azúcar son los elementos más recientes que obligan a una firme reflexión sobre el nivel de la corrupción en el país.

El brazo de la Justicia, con la firme voluntad expresada por el presidente Medina en su rendición de cuentas ante la Asamblea Nacional, debe llegar ante los usurpadores de la cosa pública, sin importar “caiga quien caiga” como advirtiera el Mandatario.

Ciertamente que en el país no deben existir “vacas sagradas” para la aplicación de las leyes, pero lamentablemente existen, y el presidente Medina no es desconocedor de esta realidad.

La Justicia dominicana solo investiga hasta que los casos están nebulosos, ya que detiene sus pasos cuando se llegan a la claridad de los hechos y se puede ver quién o quiénes pudieran perjudicados si se extiende el brazo o las investigaciones más allá de cierta línea. El Ministerio Público y el Poder Judicial deben actuar bajo el interés colectivo, pero en el país todo está bajo la influencia de la política.

“Caiga quien caiga” y no “hay vacas sagradas” deben ser compromisos no solo del presidente Medina, sino también de todos los funcionarios y de los representantes de los poderes judiciales, ya que la realidad actual obliga al despertar de la conciencia colectiva a favor de la impunidad y del cese de esa burla que representa la corrupción.

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